DIETA MEDITERRÁNEA
Este es un término que empieza a utilizarse en la segunda mitad del siglo XX , como resultado de importantes investigaciones científicas.
Se hace un estudio comparativo en diversos países y se analiza la relación que existía entre los niveles de colesterol en el plasma sanguíneo y la mortalidad producida por problemas cardiovasculares.
Se demuestra que en los países mediterráneos, la incidencia en la población de enfermedades cardiovasculares es menor, por lo que empieza a considerarse la dieta mediterránea como sinónimo de salud.
La diferencia principal entre las dietas del área mediterránea es el elevado consumo de aceite de oliva.
El aceite de oliva no solo no aumenta el colesterol, sino que favorece su disminución.
Las legumbres, las verduras y las frutas se consumen mucho más que la carne.
Se trata de una dieta variada en la que, los huevos, los productos lácteos, las pastas y el azúcar se pueden tomar, aunque con moderación.
Desde el punto de vista nutricional, la dieta mediterránea contiene los nutrientes básicos, en los parámetros adecuados, tanto cuantitativa como cualitativamente, para la salud humana.
Coincide con la cocina mediterránea de mediados del siglo XX.
CARACTERÍSTICA PRINCIPALES DE LA DIETA MEDITERRÁNEA:
Disminuye el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, previene las enfermedades coronarias y degenerativas y ciertos tipos de cáncer.
Es rica en aceite de oliva, frutas y verduras. Utiliza en sus platos legumbres y harina sin refinar, apuesta por el pescado más que por la carne, incluye la leche y sus derivados, aunque preferentemente desnatados.
Aporta los nutrientes principales para el organismo humano en las proporciones recomendadas, se basa en alimentos sanos y naturales.
Destaca por su simplicidad en el modo de cocinar los alimentos, es adecuada y saludable, gusta a todos, es.....casi perfecta.
LOS ALIMENTOS DE LA DIETA MEDITERRÁNEA:
Los protagonistas de esta dieta son: el aceite de oliva, los frutos secos, frutas y verduras, pescado azul, los cereales, las legumbres secas, el vino, leche y derivados, carnes y embutidos y por último, los huevos.
Este es un término que empieza a utilizarse en la segunda mitad del siglo XX , como resultado de importantes investigaciones científicas.
Se hace un estudio comparativo en diversos países y se analiza la relación que existía entre los niveles de colesterol en el plasma sanguíneo y la mortalidad producida por problemas cardiovasculares.
Se demuestra que en los países mediterráneos, la incidencia en la población de enfermedades cardiovasculares es menor, por lo que empieza a considerarse la dieta mediterránea como sinónimo de salud.
La diferencia principal entre las dietas del área mediterránea es el elevado consumo de aceite de oliva.
El aceite de oliva no solo no aumenta el colesterol, sino que favorece su disminución.
Las legumbres, las verduras y las frutas se consumen mucho más que la carne.
Se trata de una dieta variada en la que, los huevos, los productos lácteos, las pastas y el azúcar se pueden tomar, aunque con moderación.
Desde el punto de vista nutricional, la dieta mediterránea contiene los nutrientes básicos, en los parámetros adecuados, tanto cuantitativa como cualitativamente, para la salud humana.
Coincide con la cocina mediterránea de mediados del siglo XX.
CARACTERÍSTICA PRINCIPALES DE LA DIETA MEDITERRÁNEA:
Disminuye el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, previene las enfermedades coronarias y degenerativas y ciertos tipos de cáncer.
Es rica en aceite de oliva, frutas y verduras. Utiliza en sus platos legumbres y harina sin refinar, apuesta por el pescado más que por la carne, incluye la leche y sus derivados, aunque preferentemente desnatados.
Aporta los nutrientes principales para el organismo humano en las proporciones recomendadas, se basa en alimentos sanos y naturales.
Destaca por su simplicidad en el modo de cocinar los alimentos, es adecuada y saludable, gusta a todos, es.....casi perfecta.
LOS ALIMENTOS DE LA DIETA MEDITERRÁNEA:
Los protagonistas de esta dieta son: el aceite de oliva, los frutos secos, frutas y verduras, pescado azul, los cereales, las legumbres secas, el vino, leche y derivados, carnes y embutidos y por último, los huevos.
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